La patria fusilada

por Francisco Urondo
 

 

A.M.C.: Yo pienso que para la mayoría de los presos el fugarse es la tarea principal. Por lo tanto, apenas se llegó al penal, de alguna manera se estuvo funcionando en el conocimiento del terreno como fundamentalmente, para ir viendo las posibilidades que existían. A lo largo de meses se fueron viendo varias posibilidades y descartando otras. A veces por irrealizables y a veces porque se iban consiguiendo elementos, conociendo cosas que permitían pensar en la idea de ampliar la cantidad de compañeros a fugarse. Al principio se pensaba en contingentes limitados. En un primero momento el aislamiento, ese elemento de seguridad que es la zona donde estábamos, una zona totalmente aislada, nos impedía pensar en una fuga como la que finalmente se planteó, en una fuga masiva.

F.U.: ¿Cuándo llegaron ustedes al penal de Rawson?

A.M.C.: Bueno, el primer grupo de presos políticos eran compañeras, estaban en ese penal desde el tiempo del Viborazo.

F.U.: ¿Compañeras?

A.M.C.: Sé que había compañeras. Cuando nosotros llegamos, el grupo que había, es decir, el primero contingente de compañeros, es el 8 de septiembre; dos días después de la fuga de Villa Urquiza. Ahí entran compañeros de Tucumán y de Córdoba. Pero cuando llegamos ya había compañeras.

R.R.H.: Desde el principio, digamos, marzo del 71, había gente en Rawson. Estaban los compañeros esos de Santa Fe que después se fueron al Perú, los que habían caído en febrero del 71.

A.M.C.: De compañeros, no se. Se positivamente que había un pabellón con compañeras, hasta que llegó el grupo más numeroso; después vinieron los otros grupos en marzo y abril del 72.

M.A.B.: Son los traslados masivos de Devoto a Rawson.

R.R.H.: En los días previos a la ejecución de Sallustro fue que trasladaron un contingente a Rawson, allá estaba Robi Santucho, Pedro Cases, y una cantidad de compañeros. Después, el 23 de abril traen al grupo más numeroso. Estaba yo, concretamente, ¿estabas vos, María Antonia? Estaba la gorda Susana, y, en fin, cincuenta y pico de compañeros. Era un avión Hércules de la Fuerza Aérea.

F.U.: Es decir: la población del penal de Rawson se completa después del ajusticiamiento de Sánchez.

R.R.H.: Si.

F.U.: ¿Es entonces cuando comienzan a trabajar decisivamente sobre el plan?

A.M.C.: Se habían abierto varias posibilidades y se empezó a plantear una fuga masiva.

F.U.: ¿Cuántos hombres había en el penal en ese momento, ustedes lo recuerdan?

A.M.C.: Eran seis pabellones casi completos, tienen cuarenta celdas cada uno.

F.U.: Es decir, alrededor de 250.

A.M.C.: 200 y pico de compañeros. A partir de entonces se visualiza la posibilidad de tomar el penal y de solucionar el problema de salir de la zona. Ese era nuestro problema, porque eran dos operaciones: en una, tomar el penal por un lado y asegurar la retirada de 100 compañeros dentro de un marco de seguridad.

F.U.: ¿Desde el principio se planteó la salida de 100?

A.M.C.: Siempre estuvo en la mente de todos hacer una fuga lo más masiva posible.

F.U.: ¿Y se llegó a la suma de 100?

A.M.C.: Se llegó a la suma de 100. Eso se definió un poco después, cuando se vio cómo iba a ser la retirada. De varios planes que había se eligió el de copar el aeropuerto y tomar un avión comercial. El límite de la gente a salir estaba fijado concretamente por las plazas del avión. Ese fue uno de los detalles que se resolvió último.

F.U.: ¿Poco antes de la fuga?

A.M.C.: Sí el copamiento del penal fue uno de los aspectos en que más se trabajó porque estábamos nosotros adentro prácticamente todo el día. Se pensó en varias posibilidades para la retirada: aviones particu1ares, hasta el copamiento de un avión comercial, o ambos combinados. Finalmente sé optó por copar el aeropuerto y tomar un avión comercial. Con respecto a lo que fue el trabajo interno, se contaba adentro con muchos cuadros político-mi1itares, con lo cual se descentralizó bastante el trabajo, que tenía múltiples aspectos. Abarcaba observaciones, conocimiento a fondo del terreno, conocimiento del personal.

F.U.: ¿Del personal de vigilancia, querés decir?

A.M.C.: Del personal de vigilancia.

R.R.H.: Finalmente se vislumbró la posibilidad de este plan porque, como dijo Alberto, hubo varios planes que se fueron pensando y desechando a medida que se veía la imposibilidad o su concreción a muy largo plazo. Cuando se acentuó la posibilidad de una fuga en base a este plan, se concretó una coordinación entre las distintas organizaciones político-militares que estaban en este momento en el penal de Rawson. Es necesario destacar la unidad de acción que hubo desde un principio en las tres organizaciones que participaron de la fuga: FAR, Montoneros y el ERP. Con miembros de cada una de estas organizaciones se construyó un cuerpo de conducción del plan de fuga. A partir de ahí se formó una estructura organizativa que fue previendo con precisión los detalles más ínfimos.

F.U.: ¿Tenían compartimentadas estas tareas?

R.R.H.: A partir de este equipo de conducción había equipos que estaban estructurados en forma compartimentada, en cuanto a la visión que tenía cada uno. Las limitaciones de vivir en un lugar cerrado, de escasas dimensiones hacían que se vean los movimientos, las reuniones; no se podía ocultar algo que estaba pasando. Pero el objetivo que tenía cada grupo organizado era solamente conocido por ese equipo de conducción, que tenia una visión global del plan.

F.U.: ¿El número de gente se fue ampliando a medida que progresaba el plan?

M.A.B.: Sí se iban incorporando compañeros y conocían el proyecto en la medida que era necesario. Desde ya que no todos estaban enterados.

R.R.H.: Para hacer una división en etapas: primero vimos la posibilidad, decíamos: “tenemos esta situación, ¿es posible que lleguemos a realizar la toma del penal? Bueno, es posible. Entones, ¿qué tenemos que conseguir para lograr esto? ¿Qué es lo que tenemos que lograr? Esto, esto y esto. Hasta aquí también sigue siendo posible”. Es decir, fue un periodo de más o menos un mes, durante el cual estuvimos constantemente evaluando las posibilidades, la factibilidad del plan. A partir de entonces vino la segunda etapa, en la que se recogieron elementos, observaciones, que necesitábamos para perfeccionado. Una tercera etapa fue el montaje de toda esa estructura organizativa, y la preparación para llevar el plan a su ejecución previo simulacro, y el entrenamiento de todos los grupos operativos.

F.U.: Entiendo que hubo preparación física especial en los últimos tiempos.

R.R.H.: Exactamente, se daba una gimnasia especial, con vistas a resolver los problemas que se presentaran en la misma operación. Karate, caminata...

M.A.B.: Sí, una gimnasia especial, que es la preparación física que tiene que tener todo combatiente, por eso en ese momento se trataba de que todos los compañeros estuvieran en las mejores condiciones. No es que para una fuga se necesite una gimnasia especial. Lo fundamental era que todos estuviéramos en las mejores condiciones posibles para que esa fuga fuera exitosa. Yo diría que ese era uno de los puntos que más se cuidaron.

A.M.C.: La preparación física es parte de la militancia en la cárcel, lo que pasa en este caso es que se especializó en algunos aspectos. La preparación física en general fue constante.

F.U.: ¿Cómo se determinó quiénes iban a ser los ciento diez compañeros que salían? ¿Cómo fueron seleccionados?

M.A.B.: Por cada organización. Se determinaron los cupos que tenía cada una, y a partir de eso cada organización fijó criterios internos para la inclusión de los compañeros. Se procuró que estuvieran todos los compañeros, incluso de otras tendencias políticas.

R.R.H.: Hay dos fundamentalmente: la FAR y el ERP.

M.A.B.: Si bien el esfuerzo había sido hecho en su mayor parte por las organizaciones ya mencionadas, se trató de que todas las organizaciones armadas tuvieran también una participación, que no fuera una cuestión limitada solamente a las que pusieran el esfuerzo, aunque, por supuesto, iban a tener una mayor ingerencia. Pero que estuvieran todas las organizaciones en la medida que se las consideraba participantes de la guerra. Es decir, se cuidó ese derecho que todos tenían; y se cuidó en todo aspecto, no sólo en la incorporación dentro del plan, sino también en los roles a cumplir dentro de la operación. Para ver quienes eran los que participaban y el grado de responsabilidad que se adjudicaría, se tuvo en cuenta la capacitación previa, si el compañero había tenido algún tipo de experiencia político militar. También se trataba de que hubiera equipos en que estuvieran todas las tendencias.

R.R.H.: Se hizo una evaluación en casi todas las organizaciones (algunas ya las tenían hechas) de cada compañero, contemplando los aspectos humanos y políticos que hacen a la formación integral del militante; iba incluida su formación política, su experiencia política y militar.

M.A.B.: Y también su extracción, es decir, de qué clase provenían.

R.R.H.: Sí en realidad eso hace a la formación, al encuadramiento de un militante, independientemente de su extracción de clase. Lo fundamental era su formación como militante. Ese fue el criterio que nosotros utilizamos.

A.M.C.: Otro criterio era que el compañero pudiera ser reencuadrado afuera rápidamente para su aporte más inmediato al proceso revolucionario. Desde ya que los criterios eran esencialmente políticos.

R.R.H.: Cada organización hacía un orden único.

M.A.B.: Después las organizaciones discutían en conjunto las plazas que le correspondían a cada una.

R.R.H.: Se hacia primero una lista por cada organización y luego una lista conjunta. En base a eso no había ningún inconveniente que después si el plan comprendía cincuenta, cien, o veinte, o diez, automáticamente quedara establecido, en base a esas listas quienes éramos los que estábamos.

F.U.: ¿Cuándo se determinó el número de personas, es decir, los ciento diez compañeros que iban a participar de la fuga, en qué momento se abre a todos estos compañeros la operación; es decir, con cuántos días de anticipación la dan a conocer?

M.A.B.: La gran mayoría se entera el mismo día de la operación.

A.M.C.: Hay que diferenciar, había los compañeros que operaban y los que no operaban; pero realmente a la gran mayoría se les avisó el último día.

F.U.: ¿Cuántos eran los que operaban?

A.M.C.: La descentralización a veces no permitía conocer todos los aspectos de la operación ni la cantidad de compañeros que participaban.

M.A.B.: Pero eran muchos.

F.U.: Bueno, ¿por qué no cuentan cómo fue el día de la fuga y las vísperas?

R.R.H.: Hubo en los períodos previos una sucesión de reuniones entre las tres organizaciones. Pero no hemos dicho todavía cuál fue el criterio que se utilizó para que se unieran esas tres organizaciones. Fundamentalmente porque eran las que tenían mayor fuerza, mayor capacidad externa, y el esfuerzo externo era determinante para la fuga. Tal vez fue la única operación que se concibió unitariamente entre las tres organizaciones; incluso en este momento se puede seguir diciendo que es el único tipo de operación en la cual siempre vamos a estar unidos, juntos, en la planificación, en la ejecución y en los resultados. Porque es una operación que tiene un neto contenido estratégico, que es el de aportar combatientes a la guerra. El resultado de todo ese proceso es la gran convivencia, el gran acercamiento que se dio; no solo por la operación en si, sino por todo el trabajo paralelo que se fue dando: cursos de formación política, cursos de capacitación militar, discusión política entre las tres organizaciones. Se hizo una discusión profunda, se lograron determinados acuerdos. Acuerdos limitados, pero que posibilitaban ese accionar conjunto en esta fuga. Una de las grandes conquistas, uno de los resultados más importante en esa operación, fue el acercamiento que se dio. Esa convivencia fue realmente muy, muy positiva. Nos permitió conocemos a fondo, reconocer los valores de cada uno, de todos los compañeros. En esas condiciones se llega a unas largas, larguísimas horas-hombre de reunión hasta el momento de operar. Si no me equivoco, la primera fecha fue el 6 de julio, ¿no? Porque la fecha se fue postergando varias veces.

M.A.B.: Sí casi ya ni me acuerdo.

R.R.H.: Yo me acuerdo que tenía un seis. No se había elegido un día especial: podía ser un día cualquiera. Se tenían en cuenta una serie de factores que lo determinaban, pero que eran fundamentalmente externos. Por supuesto, había condiciones internas también, por ejemplo, que el día domingo había menos personal en el penal era un elemento que teníamos en cuenta, aunque no fuera un elemento definitorio. Fundamentalmente lo que tenía que darse eran las condiciones internas que facilitaran la fuga. Y la primera fecha creo que fue el 6 de julio. Se puede decir que teníamos todo listo. Por supuesto, fue pasando el tiempo y como se postergaba fuimos perfeccionando el plan. Del 6 de julio al 15 de agosto hay un mes y días, en los cuales juntamos nervios, pero también hicimos ensayos, preparamos los materiales, simulacros de operaciones que realizábamos en los pabellones.

F.U.: Me contaron que un “yuga” se quejaba amargamente después de la fuga: cuándo los compañeros le decían “hasta mañana”, recordaba: “Sí, el doctor Quieto la última noche también me dijo hasta mañana”.

R.R.H.: Otro “yuga” se iba después de la hora del recuento, a las nueve de la noche, y nosotros éramos siempre medio morosos para metemos en la celda. Entonces venía y decía: “Bueno, vamos, que nos vamos”, es decir, que no fuéramos adentro, que él se tenía que ir. Y nosotros pensábamos que cuando llegara el momento nosotros íbamos a decir: “Vamos, que nos vamos”. Se hizo famoso: “Vamos, que nos vamos”.

F.U.: ¿Cómo fue el clima de trabajo en las horas anteriores a que se largara la operación?

R.R.H.: Bueno, ahí se hicieron las más diversas tareas, desde mecánico, afilador, en grado de oficial, hasta costurero.

M.A.B.: Hasta costurera y costurerita.

F.U.: Me contaron que había uno que era muy nervioso y que no participaba. No sé si era un común o algo por el estilo. Al tipo le gusta cantar boleros y esa noche uno tenía la misión de embalarlo para que se pusiera a cantar boleros y con el canto no escuchara ni viera los movimientos raros, lo que estaba pasando a su alrededor. Lo tuvieron toda la noche cantando boleros hasta mucho después, cuándo la gente ya se habla ido Y el penal ya estaba rodeado.

R.R.H.: Los “yugas” en cambio miraban con atención lo que hacíamos, a veces porque les llamaba la atención. Especialmente los días previos, aunque no creo que se imaginaban de qué se trataba.

F.U.: ¿Y qué cara ponían cuando les hicieron la primera apretada?

A.M.C.: En general, era de miedo, mucho miedo. Bueno, pero ya estamos en la apretada.

F.U.: Sí, sí, no saltemos etapas.

R.R.H.: Antes se hicieron otras actividades.

M.A.B.: Sabés, ya lo señalamos, pero esa actividad de conjunto era realmente como un ejército que se estaba preparando, antes de la operación y durante la operación, todo ese ensamble era realmente...

R.R.H.: Eran doce o trece grupos operativos.

M.A.B.: No sólo eso, sino toda la disciplina que tenían los compañeros. Independientemente de las organizaciones a que pertenecían (porque eran equipos mixtos), se evidenciaba un trabajo político muy homogeneizador, un clima político muy bueno, pese a que participaban organizaciones con diferencias políticas. Eso, que pudo ser un elemento que nos podía haber retrasado, de ninguna manera fue un elemento cortante, porque en todo momento se funcionó como un solo ejército.

R.R.H.: Incluso motivó la discusión de temas muy importantes, como era la confluencia entre Montoneros y FAR, y la relación con organizaciones no Peronistas.

F.U.: Simultáneamente se fue elaborando el documento “opiniones sobre los problemas centrales de la guerra revolucionaria en esta etapa”, lo que se llamó “el balido de Rawson”.

R.R.H.: Esa fue una tarea de FAR y Montoneros. Ese documento y la preparación de la fuga nos llevaba todo el tiempo.

M.A.B.: Y también las discusiones que teníamos con el ERP. Porque eso es una cosa también cierta, que cuando uno está con la perspectiva de una fuga bien concreta, o incluso como estamos ahora, con posibilidades de una salida inmediata, uno parece que se toma las cosas más en serio. Se trabaja a un ritmo muy intenso.

R.R.H.: Pensá vos que en general éramos todos fanáticos por el fútbol y habíamos dejado de jugar al fútbol como 15 o 20 días para poder discutir.

M.A.B.: Doce horas por día, discutíamos. Había un grado de elaboración muy grande, ante la perspectiva de que íbamos a salir. Y queríamos salir homogeneizados entre nosotros y con una posición clara hacia las otras organizaciones, las Peronistas o no Peronistas. Era lo que yo decía del trabajo político que se venía haciendo: creo que posibilitó la fuga, porque sin ese trabajo político no hubiera sido posible, independientemente de que no hayamos salido todos. Si la fuga era y fue posible, fue también posible por eso. No solamente por las condiciones que hacen al conocimiento del terreno, a todas las condiciones militares que hacen a la planificación de una operación. Sino, y sobretodo, yo diría, a las condiciones políticas.

F.U.: Es decir, fue un hecho político militar

M.A.B.: Si, es una demostración de que en un hecho político mi1itar no está desvinculado lo uno de lo otro.

R.R.H.: Se llegó a un grado tal de integración, aun siendo compañeros de distintas organizaciones, con prácticas totalmente diferentes. Pues ahí nadie conocía ni la cantidad ni el tipo de operaciones que había hecho el otro. No había convivido afuera con esos compañeros. Sin embargo, aun con ese desconocimiento, aun en esas condiciones, el trabajo que se hizo permitió que todos realmente viviéramos en un clima de confianza. Había un compañero del ERP o una compañera de la R, o un compañero de la M, que tenían a su mando compañeros de otras organizaciones. Y era una cosa que funcionaba, se respetaba y acataba. Fue una práctica en la cual funcionó la disciplina, la organización y los principios de conducción militar. En ese sentido fue una identificación muy, muy grande; se puede decir que ahí las diferencias políticas eran las únicas que subsistían.
Después de la masacre, que se da posteriormente a la fuga, ninguno de nosotros podía hacer una distinción entre un compañero del ERP, de la M, de la R que hubiera caído ahí, el 22 de agosto. Lo que no significa olvidar las diferencias políticas, pero si reconocer el valor que tiene la convivencia y la confianza entre revolucionarios. Y esto también está muy vinculado a un tema que se dio mucho en Rawson: el de la unidad de las organizaciones armadas. En ese momento nosotros, M y R, veníamos realizando un trabajo de confluencia que no se daba afuera en ese momento. Al contrario, en la primera mitad del año 1972, las prácticas eran bastante distintas y había un distanciamiento entre ambas organizaciones. En cambio, adentro el proceso era inverso, era un proceso de convergencia, en el cual había una gran identificación, y donde se discutió críticamente toda la etapa de los OAP. Se discutió la valoración del movimiento peronista, se caracterizó el rol del general Perón como conductor del movimiento, la tarea para la próxima etapa, la conducción político militar de esa etapa y hasta adonde llegaba, la coyuntura que vivíamos y que se venía dando desde el mes de junio. El endurecimiento por parte de Lanusse, que presionaba de distintas maneras, a través de emisarios y negociadores, tratando incluso de comprarlo al general Perón. También en ese momento, a fines de junio, con el discurso, el 7 de julio concretamente, comenzó un hostigamiento directo: es cuando larga la cláusula del 25 de agosto, según la cual no podía ser candidato a presidente quien no estuviera en la Argentina antes de esa fecha. Bueno, toda esa discusión se hizo en conjunto entre la FAR y Montoneros: de resultas de eso salió el documento al que luego se le dio el nombre de “El Balido de Rawson”. Lo de “El Balido” es por el asunto de que en Rawson comíamos todos los días carne de cordero, de ahí viene el nombre de “El Balido”. Con los compañeros de las organizaciones no Peronistas, y fundamentalmente con el ERP, se dio una discusión también en base a los proyectos estratégicos y valoraciones coyunturales de cada una de las organizaciones armadas. Nosotros veíamos que la consigna que levantaba el ERP por la unidad de las organizaciones armadas no era una consigna que fuera factible. La veíamos un poco utópica en ese momento.

M.A.B.: Lo que si veíamos, y seguimos viendo que es prioritario, era hacer la fusión entre la M y la R. Justamente “El Balido” tenía ese sentido, era un aporte concreto que hacían los presos antes de salir, a ese problema de la fusión. Todo el trabajo converge justamente sobre eso. Es cierto que en aquella coyuntura las diferencias con el ERP no eran visibles como ahora. Creo que en estos últimos meses hemos profundizado mucho en la caracterización del Movimiento, en el rol del general Perón. Además, en parte, las organizaciones armadas, de ser grupos armados, creo que hemos llegado a ser, o somos ya, los embriones de la vanguardia. Y eso va mostrando un cambio cualitativo en cuanto a nuestro papel. En aquel momento estaba bastante lejos aunque no haya pasado un año todavía.

F.U.: Perfecto. Entonces, ahora volviendo: la fuga.

R.R.H.: Creo que hay que señalar una cosa más respecto de la unión de las organizaciones armadas. Después de la masacre se generó una tendencia a sobrevalorar ese hecho como catalizador de la unidad de las organizaciones armadas. No ha faltado gente (que no era de la organización) que concretamente se dijo: “este es un error político tremendo de la dictadura militar, porque ha impulsado con este hecho la unidad de las organizaciones armadas”. Eso yo, al menos, siempre lo vi como una cosa errónea, como una sobrevaloración. La fuga de Rawson fue ciertamente un hito en el proceso de unificación, tiene carácter estratégico: la unidad de las organizaciones armadas Peronistas y no Peronistas. Pero de ninguna manera la fuga podía significar la unidad de las organizaciones armadas.

F.U.: Si, claro, porque hay diferencias políticas que son de mayor profundidad.

R.R.H.: También se dijo que significaba una unidad, un acercamiento tremendo con el pueblo. Que eso definía una situación.

M.A.B.: Yo creo que uno de los máximos aportes que hace la fuga en cuanto a la unidad de las organizaciones armadas es que esa unidad se hace por hechos reales, y que además de que el hecho de tener diferencias políticas no significa que no haya que discutidas, porque justamente una de las cosas que se veía en aquel momento, y que se ve también en el comunicado, es que en el campo del pueblo existen también contradicciones y que es obligación nuestra tratar de solucionar esas contradicciones y asumir un compromiso para superarlas. Creo que en ese sentido lo teníamos bastante presente y así se lo expresa en el comunicado de la fuga. El hecho de decir bueno, si, a la unidad de las organizaciones armadas, y estas son las diferencias, y son diferencias que en este momento nos separan.

A.M.C.: El comunicado trataba de no crear imágenes ficticias de unidad. De alguna manera se pretendía que existan diferencias, pero estábamos dispuestos a discutirlas.

F.U.: Ustedes querían soslayar la creencia de que un hecho tan importante produjera el milagro de zanjar diferencias políticas, diferencias que son muy profundas, que hacen a todo un proceso de desarrollo político-histórico. No solamente de un grupo de personas sino de todo un pueblo. Sin que esto le quite validez a todo lo que vos decías antes en el sentido de la importancia que tuvo el acercamiento entre organizaciones, vislumbrar la posibilidad de un trabajo en común y toda una cantidad de cosas, en todo el proceso de trabajo previo a la fuga Son dos cosas distintas que, si bien no producen milagros, pueden actuar como catalizador. Además, es un elemento catalizador que permite profundizar los acercamientos, visualizar las diferencias, la posibilidad de discutirlas, etc.

R.R.H.: Para mi no es un elemento catalizador, es decir, que acelera, sino que define, que marca a sangre y fuego.

M.A.B.: y define también un método de relación entre las organizaciones que hasta aquel momento nunca habían aparecido, mostrar públicamente las diferencias. Nunca se habían tratado de mostrar públicamente los acuerdos y las diferencias entre las organizaciones. Yo creo que la conferencia de prensa en el aeropuerto es un testimonio de todo esto, porque ahí se expresan cuales son las diferencias.

F.U.: Bueno, yo creo que queda claro esto. Volvamos a Rawson otra vez.

R.R.H.: A tomar sol.

M.A.B.: El sueño nuestro era irnos a la playa.

F.U.: ¿Por qué?

M.A.B.: Porque ya estábamos soñando con irnos a la playa, estábamos soñando con unas vacacioncitas cortitas.

F.U.: ¿A qué playa pensabas ir, María Antonia?

M.A.B.: No, pero eso era hasta que volviéramos.

F.U.: ¿Pero, a qué playa pensabas ir?

M.A.B.: En Chile seguro que nos quedábamos.

F.U.: ¿En playas del Caribe?

M.A.B.: Claro, era un poquito más lejos que Chile.

F.U.: ¿Por qué no me cuentan como fueron las vísperas?

M.A.B.: El día X era conocido por muy pocos compañeros. Si bien había muchos compañeros que estaban al tanto de la fuga. Sólo muy pocos conocían el día determinado. Producida la información de cuando es el día, se decide establecer un comando unificado, y el día de la fuga cesaban todos los vínculos orgánicos y se respondía a ese comando unificado.

R.R.H.: Eso se había establecido con bastante anterioridad, el comando unificado de la operación. Primero fue la coordinadora esa de que hablábamos. Luego de eso fue la última etapa, cuando ya se entraron a manejar los planes: ya estaban constituidos los grupos operativos y se formó el comando unificado. Había un responsable de la operación, un segundo y demás. Habrá sido más o menos a mediados de junio cuando se formó ese comando unificado. Si, el 6 de julio era la primera fecha; creo que es por ahí más o menos. El día de la operación dejaron de funcionar todos los grupos organizadores y se funcionó de acuerdo a la estructura operativa. En la cual no había diferencias de organizadores de la M o de la R o del ERP. Había sólo un gran conjunto de compañeros que funcionaban orgánicamente en virtud de un objetivo. En ese sentido no había ningún tipo de diferencias. Frente al enemigo tenían que estar unidos.

A.M.C.: Se venia dando antes que los grupos operativos que trabajaban eran mixtos, pero también se organizaban tareas por separado, como la discusión política entre FAR Y Montos que dio como producto “El Balido”. Pero a medida que se acercaba la fecha indudablemente, todos los aspectos que se relacionaban con la operación iban cubriendo la mayor parte del tiempo. A partir del mismo día de la operación cesó todo otro tipo de actividad y solamente funcionaban los grupos operativos afinando los últimos detalles. Bueno, ya prácticamente estamos por salir.

R.R.H.: Resulta que cuando ya se iba acercando la hora, había un montón de recomendaciones, como llevar calzoncillos largos porque hacía frío.

A.M.C.: Por si uno se perdía por ahí.

R.R.H.: Ir bien calzados, bien bañaditos, limpios, no ir con el estómago lleno. A mediodía, para colmo, llegó un asado de carne de vaca como nunca habíamos comido.

M.A.B.: Ese día llegó la carne de vaca que nunca habíamos comido.

F.U.: ¿Y no la comieron?

R.R.H.: Sí comer comimos. Comimos poco, la misma perspectiva de entrar en la operación a las pocas horas hacía que se limitara una de las condiciones del hombre, el apetito. Había una gran tensión en los momentos previos, como en cualquier operación, sumado a todo un mes de expectativa.

M.A.B.: Había un grupo que eran los felices sin preocupaciones, y otro los felices con preocupaciones, que eran los que estaban enterados.

R.R.H.: Era una tensión bastante grande.

M.A.B.: Aparte que era una responsabilidad muy grande porque fallaba un detallecito y podía saltar la operación.

F.U.: ¿Cómo era el asunto de los calzoncillos largos?

R.R.H.: En esa época hacía mucho frío.

F.U.: ¿Qué temperatura hacía?

R.R.H.: De noche 3 o 4 grados bajo cero. Días antes había nevado como hacía años que no nevaba en Rawson. Me acuerdo que todos en esa época le escribían a las familias: “Nevó en Rawson”, era el lugar común de todas las cartas. El acontecimiento era la nevada en Rawson.

M.A.B.: Y... pasaban pocas cosas, salvo las gaviotas.
 

 

 

 
  
   

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