Martín, Juan

Legajo Conadep Nº 440 

 

Campo de Concentración
de la Jefatura Central de Policía


Estaba ubicado en dependencias de la Jefatura, a las cuales se accedía por el portón de la calle Santa FE. El campo estaba dividido en dos zonas distintas, separadas entre sí por una playa de estacionamiento: una, la de interrogatorios, y otra, la de calabozos, lugar de alojamiento de los detenidos-desaparecidos. Ambas eran de acceso restringido desde el mismo interior de la Jefatura, sin contar con un permiso especial.

Todo el movimiento, tanto del personal del Servicio de Información Confidencial (SIC), como los traslados de los detenidos, se realizaban por el portón mencionado.

Este campo funcionó hasta diciembre de 1977, fecha en la cual son trasladados los detenidos allí recluidos y desmontada la infraestructura de la zona de interrogatorios.

Desde mi secuestro hasta diciembre de 1977 el personal responsable de este campo de concentración pertenece al Departamento de Inteligencia (D-2) de la Policía Provincial de Tucumán, bajo las órdenes de un teniente primero del Ejército, que se desempeñaba bajo la denominación de “supervisor militar”.

Tanto el jefe como el subjefe de la Policía Provincial eran, además, dos oficiales del Ejército, quienes obviamente tenían conocimiento del campo y participación directa en lo que allí ocurría.

En diciembre de 1977 se dispuso la disolución del SIC: parte de sus integrantes quedan orgánicamente en el D-2 y el resto pasa a ocupar puestos jerárquicos en la estructura funcional de la policía.

Durante los meses que estuve en este campo, en el año 1976, fue frecuente que tanto el General Antonio D. Bussi, gobernador de la provincia y jefe de la V Brigada, como el teniente coronel Arrechea, visitaran el campo de concentración para ver a los detenidos, así como para interrogarlos en algunas oportunidades.



Descripción del Campo

1. Area de interrogatorios

Colindaba con lo que actualmente es el Museo Policial, y que anteriormente fue la sede la Brigada de Investigaciones. Sus dependencias constaban de un salón grande, el que se utilizaba para concentrar a los detenidos que serían interrogados de inmediato, o a los prisioneros que podrían ser liberados. Este último grupo, hasta que no se decidiera su situación tenía el acceso restringido a la zona de calabozos, como medida preventiva para evitar eventuales filtraciones de información.

Todos los detenidos permanecían en ese salón con los ojos vendados y las manos atadas, acostados sobre el piso.

Al lado del salón, y comunicadas con él, había dos oficinas, utilizadas ambas como salas de torturas. En una de ellas, denominada “la sala del teléfono”, se aplicaba la picana eléctrica. En la otra se practicaban otros tormentos: desde palizas con palos hasta la práctica del submarino “húmedo” ya descripta, y el submarino “seco” (que consiste en introducir la cabeza de la víctima en una bolsa de plástico).

Existía otra oficina, utilizada como despacho del jefe del SIC y otros dos cuartos más, ubicados al lado del salón principal pero independientes. En una de ellas estaba el depósito de armas largas, municiones, explosivos, granadas, etc. En la otra se realizaban tareas de tipo administrativo. Es decir, todo el trabajo de oficina referido a los operativos de secuestro, traslado de detenidos, recopilación de informaciones, archivo, tesorería, etc.


2. Area de calabozos

Constaba de dos zonas principales:

a. una sala grande o “cuadra”, subdividida por un tabique, utilizada eventualmente para alojamiento de prisioneros a los cuales se daba un trato especial. Constaba con un baño y carecía por completo de mobiliario.

b. Los calabozos, con 15 recintos individuales, aproximadamente, y uno colectivo, con capacidad para 20 prisioneros. A esta zona se accedía por una sala de guardia, desde un sector de la playa de estacionamiento.



Condiciones de detención

Todo prisionero, desde el ingreso al campo, llevaba los ojos vendados y las manos atadas, delante o atrás de su cuerpo, según el grado de peligrosidad atribuido por los secuestradores. Para estos fines se utilizaba una soga de cáñamo, de tipo común.

Los prisioneros alojados en el área de interrogatorios permanecían allí por un plazo relativamente breve, que no excedía de los 3 o 4 días, hasta que concluía la primera fase del procedimiento y las torturas. Durante ese período de tiempo estaban en el salón grande, bajo vigilancia estricta y permanente, acostados en el suelo. También estaban alojados en las salas de torturas, cuando continuaban bajo interrogatorios.

En el salón principal convivían hombres y mujeres, mientras que en los calabozos las mujeres estaban en recintos individuales.

En los calabozos los prisioneros estaban con las manos atadas a su espalda, con los ojos vendados, acostados en el suelo y provistos de una manta, en condiciones de incomunicación absoluta. La vigilancia, en esta área, se realizaba por el sistema de rondas.

Los prisioneros éramos alimentados dos veces por día, con las sobras de las comidas de los presos acusados de delitos comunes, alojados en el penal de Villa Urquiza. Invariablemente la comida consistía en una sopa, y era servida en sólo 8 cacerolas pequeñas, que eran utilizadas por turno por los detenidos.

Cualquier transgresión a las severas normas de aislamiento era motivo de castigo para los prisioneros. Y muchas veces, estos castigos se aplicaban sin trangresión alguna, como mera diversión de nuestros represores.

Las posibilidades de higiene personal eran prácticamente nulas: una vez cada 4 o 5 días éramos conducidos a un baño individual. En verano nos bañábamos vestidos y en invierno desnudos. Nos secábamos con nuestra propia ropa. En todos los casos, permanecíamos con los ojos vendados. El agua que se utilizaba siempre era fría.

Las condiciones de salud de los detenidos eran muy malas y hubo dos muertes (una compañera de Taif Viejo, y Marta Coronel). Desconozco las razones del primer caso, pero en el segundo se produjo después de sufrir una gran infección en los pechos, padeciendo fiebres elevadas y un delirio continuo.

Hubo dos o tres casos de enloquecimiento. Pese a los castigos, estos prisioneros gritaban en forma continua. Finalmente, un médico los drogaba. Estos compañeros fueron trasladados individualmente, desconozco a qué destinos.



El personal 

Estaba integrado por alrededor de 50 personas, todos miembros del SIC, bajo la supervisión militar de un teniente primero del Ejército. El personal estaba dividido en tres grupos:


a. quienes cumplían las guardias;
b. quienes tenían a cargo los operativos e interrogatorios, y
c. quienes cumplían tareas de administración y servicio.


La guardia estaba compuesta de 20 agentes al mando de un suboficial y cumplían un turno de 24 horas cada 48. Estaba encargada de las tareas de vigilancia y control, tanto en los calabozos como en el área de interrogatorios.

El grupo más numeroso era el operativo, encargado de los secuestros, interrogatorios y traslados: estaba integrado por 25 oficiales y suboficiales de la Policía Provincial.

Finalmente, las tareas administrativas y de servicio estaban a cargo de 6 oficilaes, suboficiales y agentes.

Durante mi estancia en el campo pude identificar a las siguientes personas:



Integrantes del personal


Militares

Teniente Coronel MARIO ALBINO ZIMMERMAN (Jefe de Policía 1976/77).

Teniente Primero FELIX GONZALEZ NAYA (Supervisor Militar D-2, 1976/77).

Teniente LUIS OCARANZA. (Supervisor Militar D-2. Actuaba bajo otro nombre en la Jefatura de Policía).

Mayor ANTONIO MARTÍN BLANCO. (Jefe de Policía 1977/78).

Teniente Primero MARIO MIGUEL D’URSI (Supervisor Militar D-2 1978). 

Policías. (Miembros del SIC hasta su disolución):


Jefes:

Inspector General ROBERTO HERIBERTO ALBORNOZ.

Inspector General MARCOS FIDENCIO HIDALGO.

Inspector Mayor LUIS FABIAN RODRÍGUEZ QUIROGA.

Operativos torturadores:

Comisario principal CARLOS MARINI.

Comisario ANGEL CUSTODIO MORENO.

Comisario RAMON CHAILE.

Comisario JOSE BULACIO.

Subcomisario RICARDO SÁNCHEZ.

Oficial Principal ROLANDO REYES QUINTANA.

Oficial Primero HUGO ROLANDO ALBORNOZ.

Oficial Auxiliar RUBEN VILA.

Oficial Auxiliar LUCIANO GARCIA.

Oficial Ayudante JUAN DAVID FLORES.

Oficial Ayudante GUILLERMO AGUSTÍN FARIÑA

Oficial Ayudante LUIS ARMANDO DE CANDIDO

Oficial Ayudante MARIA BELTRÁN.

Oficial Ayudante de BARRAZA.

Oficial Ayudante OLGA AGUILAR.

Oficial Ayudante ANTONIO VERCELLONE.

Oficial Ayudante GUILLERMO UGARTE

Oficial Sub-ayudante ANTONIO BAZAN

Cabo FELIX ISURRALDE

Cabo CARLOS REYNOSO

Administrativos:

Comisario Principal SANTOS VELIZ

Comisario JULIO ABRAHAM

Comisario SOSA

Subcomisario ALVAREZ

Oficial Principal Sra. De ALURRALDE

Oficial Ayudante MIGUEL CHAILE

Agente POMPONIO

Agente PASTERIS

Guardia:

Oficial Ayudante HUGO FIGUEROA

Sargento PICON

Capo Primero PORCEL

Cabo CAMPERO

Cabo ARGAÑARAZ

Agente PEREZ

Agente ZABALIA

Agente FERNÁNDEZ

Agente ROMERO

Agente TRÁTALO

Sub-comisario Médico RICARDO GALDEANO

   


Indice General del Testimonio